Tras la constitución del Imperio Alemán en 1871 bajo el mandato del kaiser Guillermo I la política alemana sigue dirigida por el canciller prusiano Bismarck, que gracias a una estrategia de alianzas internas variables logra impulsar una política de industrialización acelerada, proteccionismo económico y freno al poder de las iglesias y de los grupos socialistas. En los países industrializados el capitalismo entra en su fase imperialista y consigue controlar la amenaza socialista mediante un incremento de los salarios en términos reales, de un 50% para el período 1870-1900, gracias al aumento de la productividad, la mundialización de la economía, la acumulación de capital y el descenso de precios de los artículos de primera necesidad. La innovación tecnológica hace que entre 1875 y 1905 se cuadruplique el número de patentes. En 1900 Alemania ya produce más acero que Francia y Gran Bretaña juntas. Berlín pasa de 100.000 habitantes en 1800 a 2.700.000 en 1900. En 1885 Bismarck convoca a las potencias europeas más Estados Unidos para repartirse África en la Conferencia de Berlín. En 1888 sube al trono el kaiser Guillermo II que obliga a Bismarck a retirarse y emprende una política militarista apoyada en la construcción de una enorme marina de guerra, con vocación de expansionismo europeo y colonial.
En 1875 se crea al Partido Social Demócrata alemán, formado por grupos seguidores de Marx y Lassalle, pero la política de Bismarck los forzará a la clandestinidad hasta 1890. En 1898 Edward Bernstein propondrá en Socialismo evolucionista cambiar la estrategia revolucionaria por la parlamentaria; Karl Kautsky se opondrá a esa tendencia revisionista. En las elecciones de 1912 consigue ser el partido más votado, aunque queda fuera del gobierno. Otro partido fuerte, el Zentrum, árbitro del parlamento durante largos períodos, con gran implantación en los estados católicos sureños, defiende una política conservadora y antimoderna que se inspira en la doctrina social de la Iglesia de Roma. La aristocracia prusiana terrateniente y el ejército siguen teniendo un gran peso en el gobierno.
El escenario político europeo de principios del siglo XX está marcado por la rivalidad entre la Triple Alianza -Imperio Alemán, Imperio Austrohúngaro e Italia - y la Triple Entente -Francia, Rusia y Gran Bretaña. La crisis de los Balcanes, la anexión de Bosnia por Austria en 1908 y la intervención de Alemania en Marruecos producen serias fricciones diplomáticas. El asesinato del archiduque Francisco Fernando, príncipe heredero del Imperio Austrohúngaro, el 28 de junio de 1914 en Sarajevo desata las hostilidades. En pocas semanas Austria declara la guerra a Serbia, Alemania la declara a Rusia y a Francia. Otras potencias menores se irán uniendo a ambos bandos. La revolución soviética de octubre de 1917 y la entrada en guerra de Estados Unidos serán acontecimientos decisivos en la fase final del conflicto. El armisticio se firma en noviembre de 1918. Austria y Hungría se convierten en repúblicas, surgen los nuevos estados de Checoslovaquia y Yugoslavia, el kaiser Guillermo II abdica y se instaura la llamada República de Weimar. La guerra ha dejado 10 millones de muertos en los campos de batalla.
En 1875 se crea al Partido Social Demócrata alemán, formado por grupos seguidores de Marx y Lassalle, pero la política de Bismarck los forzará a la clandestinidad hasta 1890. En 1898 Edward Bernstein propondrá en Socialismo evolucionista cambiar la estrategia revolucionaria por la parlamentaria; Karl Kautsky se opondrá a esa tendencia revisionista. En las elecciones de 1912 consigue ser el partido más votado, aunque queda fuera del gobierno. Otro partido fuerte, el Zentrum, árbitro del parlamento durante largos períodos, con gran implantación en los estados católicos sureños, defiende una política conservadora y antimoderna que se inspira en la doctrina social de la Iglesia de Roma. La aristocracia prusiana terrateniente y el ejército siguen teniendo un gran peso en el gobierno.
El escenario político europeo de principios del siglo XX está marcado por la rivalidad entre la Triple Alianza -Imperio Alemán, Imperio Austrohúngaro e Italia - y la Triple Entente -Francia, Rusia y Gran Bretaña. La crisis de los Balcanes, la anexión de Bosnia por Austria en 1908 y la intervención de Alemania en Marruecos producen serias fricciones diplomáticas. El asesinato del archiduque Francisco Fernando, príncipe heredero del Imperio Austrohúngaro, el 28 de junio de 1914 en Sarajevo desata las hostilidades. En pocas semanas Austria declara la guerra a Serbia, Alemania la declara a Rusia y a Francia. Otras potencias menores se irán uniendo a ambos bandos. La revolución soviética de octubre de 1917 y la entrada en guerra de Estados Unidos serán acontecimientos decisivos en la fase final del conflicto. El armisticio se firma en noviembre de 1918. Austria y Hungría se convierten en repúblicas, surgen los nuevos estados de Checoslovaquia y Yugoslavia, el kaiser Guillermo II abdica y se instaura la llamada República de Weimar. La guerra ha dejado 10 millones de muertos en los campos de batalla.
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